El buen gobierno del capital riesgo

Una de las principales cautelas de las pymes españolas frente al capital riesgo es el desafecto tradicional entre la cultura de empresa familiar y la del socio financiero. Sin embargo, las empresas de capital riesgo más exitosas a nivel mundial cuidan muy mucho la armonía entre ambas por su importancia crucial para el resultado de sus operaciones conjuntas. Las inversiones, sin duda, no se gestionan solas, la propiedad y la gestión activa, armonizada y conjunta de todos los accionistas es la que ofrece mejores resultados.

Durante muchos años, las empresas de capital riesgo han promocionado las virtudes del “accionista activo”, el denominado estilo de dirección “hands-on”, que las diferenciaba frente a otros inversores más tradicionales. Y las pymes han identificado, a veces, erróneamente ese activismo con agresividad o intención de inmiscuirse en la llevanza de la empresa. Sin embargo, recientes trabajos de investigación de McKinsey, realizados a partir de entrevistas a los consejeros delegados de las participadas y el análisis de sus resultados con respecto de las entradas y salidas de caja reflejan como hay una estrecha correlación entre las empresas con determinadas características en la gestión de sus inversiones, y sus mejores resultados, todo ello con buen ambiente entre sus accionistas.

Analizando las once empresas de private equity con mejores resultados a escala mundial del pasado año 2004, todas ellas siguieron determinados parámetros de gestión. Cada una de ellas suscribió, por lo menos, cinco o seis operaciones exitosas con un rango de beneficios medios muy bueno. Para calcular el valor generado por la política de “accionista activo”, se ha construido un modelo que aisla las diferentes fuentes de ingresos en cada operación. El resultado fue que la principal fuente de generación de valor en dos tercios de las operaciones analizadas en la muestra fue el mejor comportamiento diferencial de las empresas gestionadas, mientras que los incrementos inducidos (de mercado o sectoriales) se ocuparon del tercio restante.

Las cinco características más comunes a estas operaciones fueron las siguientes:

– Características fundamentadas en las competencias tradicionales de las empresas de capital riesgo:

1.- Buscar expertise externo antes de implicarse ellos mismos en la gestión. En el 83% de las mejores operaciones, los socios financieros se aseguraron un conocimiento exhaustivo de la empresa target: información proporcionada por cada uno de los miembros el consejo de administración, del equipo directivo, o incluso, contrastada con una fuente externa de confianza.

2.- Los socios financieros exitosos introducen fuertes incentivos en función de los resultados. Tradicionalmente, estos incentivos han consistido en un sistema de remuneración equivalente al 15 o 20% de los activos totales generados. Tales incentivos suponen un gran aliciente para los directivos de las empresas participadas. Además de ello, los socios con mejores resultados económicos demandan a los consejeros delegados invertir directamente en estas operaciones. No hay una fórmula estándar, pero las operaciones más exitosas muestran como una implicación directa del consejero delegado, ante los potenciales beneficios, les haga menos adversos al riesgo. Formulas que fallaron a la hora de tener en cuenta las circunstancias individuales de los directivos de la empresa o que extendieron los incentivos de forma más masiva han demostrado ser menos efectivas.

– Características fundamentadas en el buen gobierno en las empresas de capital riesgo:

3.- Los socios exitosos establecen planes de creación de valor más detallados, y supervisan de forma más efectiva su ejecución. Naturalmente, el plan de gestión (business plan) es buena parte del proceso, pero los accionistas activos lo ven con escepticismo, y desarrollan su propio punto de vista, actuando sobre este último como un reto a cubrir. Una vez desarrollado, el plan es objeto de continuas revisiones, y es un escenario apropiado para establecer indicadores clave de gestión para asegurarse de que, a pesar del paso del tiempo, continúan en el sendero adecuado. Las empresas que obtuvieron mejores sistemas de gestión de resultados en el 92% de las operaciones más exitosas y solo en la mitad de los casos están dentro de los peores resultados.

4.- Los socios más efectivos, simplemente, dedican más horas a las participadas en sus estadios iniciales. En las operaciones más exitosas, los socios dedicaron más del 50% de las horas dedicadas al cliente dentro de los primeros 100 días de la operación, y se reunieron casi diariamente con sus directivos clave. Estas reuniones les ayudaron a alcanzar un consenso sobre las prioridades estratégicas futuras de la empresa: se construyen relaciones, y las responsabilidades personales se establecen de forma detallada, evitando echar por tierra las verdaderas fuentes de generación de valor de la participada. En contraste, las operaciones con peores resultados, habitualmente, sólo ocuparon el 20% del tiempo de los inversores durante este periodo crucial.

5.- Los cambios más significativos en la empresa objeto de inversión (como por ejemplo, los referidos al equipo gestor) se afrontan o, por lo menos, se proponen, al principio de la operación, incluso antes de ser firmada. En el 83% de las mejores operaciones, las empresas de capital riesgo establecieron lazos estrechos con el equipo directivo de las participadas antes de firmar la operación. En etapas posteriores del ciclo de vida de la participada, los socios más exitosos eran más proclives al uso de apoyo externo para complementar la gestión.

Estas investigaciones identifican las prácticas clave de las gestoras de capital riesgo más exitosas. Los cinco pasos descritos no son, en esencia, nada controvertidos. El problema práctico pudiera residir, más bien, en la inconsistencia a la hora de su aplicación. De cualquier modo, su implementación efectiva depende, en gran medida, de las habilidades y creencias del socio particular. Sin embargo, la estandarización de estas best practices (construcción de estos accionistas activos) es el siguiente reto a cubrir por el sector de capital riesgo.

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