Control de Gestión

Ante una situación compleja de acceso a la financiación de nuevos proyectos, los responsables financieros se ven obligados a planificar de forma más exhaustiva la actividad de la empresa y adecuar los flujos de tesorería a la evolución de la misma. Es por ello que definir las funciones de la dirección financiera-controller se muestra esencial para alcanzar la optimización de la tesorería y no incurrir en costes con el único objetivo de obtener “liquidez ociosa”.

Existen diferentes enfoques para llevar a cabo la gestión de tesorería en una empresa que debe ser implantada de forma conjunta por todos los responsables de la gestión financiera.

Reactivo; consiste en tener la contabilidad al día para poder conocer las necesidades de pago según se van pidiendo que se realicen, comprobar que existen fondos suficientes para afrontarlos y efectuarlos. Se trataría de pagar cada día lo que se va solicitando y solucionar los problemas a medida que se presentan.

Proactivo; partiendo de una contabilidad al día, se trata de centralizar saldos y operaciones para reducir costes bancarios (comisiones, intereses, etc.) y poder realizar una negociación con las entidades financieras para reducir los diferenciales. Utiliza instrumentos derivados para poder cubrir posibles riesgos futuros. Y lo más importante, está en comunicación con el resto de departamentos para intentar minimizar los riesgos que las operaciones comportan.

Agresiva; la gestión de tesorería debe alcanzar sus propios beneficios, por lo que trata al resto de departamentos como clientes a los que repercutir sus costes. Su objetivo principal es la toma de posiciones para obtener beneficios y mejorar la cuenta de resultados, comportándose, en ocasiones, como un departamento estanco.

Estratégica; es el enfoque del actual tesorero, donde sus decisiones forman parte de la estrategia de la empresa. Es vital tener acceso en tiempo real a los datos relevantes, lo que se consigue con la integración de los sistemas de información global y de las decisiones que se van generando para posibilitar la mejora continua de las previsiones y optimizar los saldos.

Para llevar a cabo cualquiera de estas funciones la persona responsable debe disponer de ciertas habilidades y conocimientos técnicos, como los que desde el Programa Superior de Planificación, Controller y Tesorería de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros impartido por profesionales en ejercicio que enseñan a los asistentes desde el punto de vista práctico.

Una empresa que conoce sus necesidades reales de financiación en cada momento, tiene una información de calidad y relevante para poder llevar a cabo la negociación, y optimización de los recursos; contará con una posición que le permitirá analizar nuevas inversiones y proyectos. Recordemos que si la empresa crece, en un entorno globalizado, la productividad se verá incrementada y reducidos los costes productivos de acceso a financiación.

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