La crisis sufrida por todos los países desarrollados, ha hecho que tanto los gobiernos como los bancos centrales, hayan llevado a cabo medidas con el fin de suavizar los efectos de la recesión. Estas políticas macroeconómicas se pueden dividir en política monetaria, fiscal y cambiaria. A ellas hay que sumarle una nueva, la regulación macroprudencial, derivada de la necesidad de mitigar el riesgo sistémico del Sistema Financiero.
Tradicionalmente, y la historia de España así lo demuestra, la política cambiaria, a través de devaluaciones en la moneda, era la primera decisión a realizar. El objetivo de aumentar las exportaciones para generar crecimiento económico y empleo, contrastaba con el empobrecimiento de la sociedad que lo sufría a través del aumento de la inflación y la erosión del ahorro en moneda local.
A ello se suma las variaciones de los tipos de interés (política monetaria). Una disminución, por parte del Banco Central de los tipos, genera un aumento de la oferta monetaria. Las entidades financieras harán llegar este aumento de dinero en circulación a la economía real en forma de crédito. El problema surge cuando este crédito nuevo, no alcanza la economía privada debido al gran endeudamiento que sufre y se dirige hacia activos cotizados (acciones o deuda) generando burbujas.
Ante la tendencia de los activos financieros a sufrir sobrevaloraciones, junto con un sector bancario cada vez más globalizado surge la política macroprudencial. Dicha regulación, cuya finalidad es la prevención, se asienta en tres pilares: 1. Reforzar la capacidad del sistema para afrontar el riesgo sistémico, (medidas más exigentes de capital y liquidez) 2. Modificar la estructura de regulación (reducción de la garantía de Sector Público ante problemas de solvencia) 3. La realización de un sistema de anticipación de crisis, requiere por un lado una coordinación internacional y por otro, independencia de la autoridad encargada de supervisar.
Las tres políticas mencionadas hasta el momento, en el caso de España, están cedidas al Banco Central Europeo por lo que en la actualidad, el Gobierno de España solo podrá llevar a cabo medidas de Política Fiscal. Recalcar la necesidad de realizarla de manera anticíclica, esto es, subir impuestos y bajar el gasto cuando la economía se encuentra en expansión mientras que, en caso de recesión se debería realizar la política contraria. Sin embargo no podemos olvidar que alcanzar un equilibrio presupuestario durante los años de bonanza, hará que la consecución de los objetivos, durante la recesión, se alcance de una manera más estable.
Es por ello que, no podemos obviar la gran dificultad existente en conocer cuál es la combinación perfecta de medidas que nos ayudarán a solucionar los distintos problemas surgidos durante la crisis.