Finanzas del clima es el ámbito de financiación que tiene como referencia las inversiones o flujos financieros orientado a iniciativas para paliar los efectos del cambio climático.
Los acuerdos de la Conferencia de París o COP21 (vigésimoprimera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático) establecen, en un acuerdo jurídicamente vinculante para los países firmantes y revisable cada cinco años, que la temperatura global del planeta debe estar muy por debajo de los dos grados centígrados, respecto a la temperatura que existía antes de la era industrial (siglo XIX) y asigna fondos cercanos a 100.000 millones de dólares para los países en desarrollo a partir de 2020. Aunque no se incluyeron sanciones para los países que incumplan con sus compromisos, sí les compromete a informar sobre sus emisiones y sus esfuerzos para reducirlas, en forma de incentivo para que cumplan. El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, afirmó que el texto final es un documento histórico. «Se ha alcanzado un acuerdo flexible, robusto y universal» que por otra parte incluso recibió la aprobación del grupo ambiental Greenpeace que señaló que estaba de acuerdo en el texto final porque ponía a los «productores de petróleo en el lado de los equivocados de la historia».
Como consecuencia de este acuerdo, primero en el que tanto naciones desarrolladas como países en desarrollo se comprometen a gestionar la transición hacia una economía baja en carbono, asociaciones de inversores institucionales de carácter mundial han solicitado a los responsables de las principales economías que impulsen el desarrollo de instrumentos de información financiera relacionados con el clima que faciliten la inversión en estos activos especializados.
Parece evidente que hay una tendencia al alza del mercado de endeudamiento ligado al medio ambiente en el ámbito internacional ya que el mercado de bonos verdes ha pasado de los 2.600 millones de dólares en 2013 a los 81.000 millones de 2016 con una previsión de crecimiento de hasta 150.000 millones de dólares en 2017 y de 60 billones en 2020, según datos de Climate Bonds Initiative. Paradójicamente en España los expertos manifiestan que sólo ha habido iniciativas puntuales y que por tanto, es un mercado casi por descubrir.
En el mercado español, empresas como Iberdrola y Repsol ya han emitido bonos verdes con éxito en la colocación, los analistas españoles reconocen que estos bonos pueden ser un producto financiero fundamental, sin embargo consideran necesario que en España se cree un sistema regulatorio transparente y propicio para la emisión de estos bonos tal como lo están haciendo muchos países de nuestro entorno y, que la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que elaborara el Gobierno en esta legislatura, puede ser el marco adecuado para hacerlo si no se quiere correr el riesgo de que otros países acaparen el mercado.