Desde que estalló el caso Enron en EEUU hace ya varios meses, han sido numerosas las críticas aplicadas a las firmas de Auditoría, convirtiéndose en el punto de mira, no sólo en EEUU, sino en todo el mundo.
Los principales aspectos cuestionables o criticados, han venido por dos vías:
La primera, derivada de su Independencia, se quiere o pretende hacer una separación tangible entre los servicios de consultoría y auditoría que prestan la mayoría de las Cinco Grandes o Big Five: PriceWaterhouseCoopers, Andersen, KPMG, Ernst & Young y Deloitte & Touche, debate ya abierto hace varios años. Se pretende, con ello, evitar conflictos de intereses y asegurar la independencia de la profesión.
La segunda, procede de la adecuada o no aplicación de los Principios y Normas de Contabilidad Generalmente Aceptadas, práctica que se conoce con el nombre de Contabilidad Creativa.
Pero, ¿Qué es exactamente la Contabilidad Creativa? Existen diferentes definiciones de numerosos autores sobre este concepto o eufemismo, pero se puede decir que, básicamente consiste en una utilización y aprovechamiento de las normas y principios contables de una forma inteligente y creativa para retocar o maquillar los estados contables de una empresa, de manera que reflejen una situación deseada, que no siempre es la real. También se ha utilizado el término Contabilidad Agresiva para nombrar este tipo de prácticas.
Muchas empresas utilizan estas prácticas en la actualidad, a veces esto suele concebirse como una estrategia frente a dificultades financieras, entendiendo que a través de esta creatividad se persigue presentar la imagen económica y financiera más óptima para la sociedad, no siendo a veces cierto. Otras veces la empresa busca mantener o estabilizar una determinada imagen en el mercado a lo largo de los años o incluso, persigue mostrar menos resultados, o reflejar una posición menos fuerte de la que en realidad posee.
Distinguimos, por tanto, tres bloques de objetivos, por los cuales una sociedad puede o quiere adoptar estas formas creativas:
– Mejorar la imagen.
– Consolidar la imagen.
– Debilitar o aparentar una determinada posición en el mercado.
Algunas de las prácticas más habituales para conseguir estos objetivos son:
– Aumento o reducción de gastos: se puede escoger los porcentajes mas adecuados de amortización para distintos elementos y las normas contables establecen un plazo máximo de amortización para determinados elementos de inmovilizado. Las provisiones aplicadas a existencias o a insolvencias, pueden ser también relativas.
– Aumento o reducción de ingresos: en algunos casos se puede retrasar o adelantar el reconocimiento de los ingresos.
– Aumento o reducción de activo: Las existencias pueden valorarse por diferentes métodos (FIFO, LIFO o Precio Medio Ponderado).
– Aumento o reducción de Fondos Propios: Las modificaciones en ingresos y gastos afectan a los beneficios o a las pérdidas, y por tanto, a las Reservas. De esta manera se altera la proporción entre deudas y Fondos Propios, con los correspondientes efectos en indicadores de endeudamiento.
– Aumento o reducción de deudas: el caso típico es utilizar los fondos de pensiones, retrasando la deuda al máximo para incrementar el beneficio. Estos conceptos también pueden modificar aspectos tales como el endeudamiento, la independencia financiera o la liquidez.
– Reclasificación de activos o pasivos: existe un cierto margen en determinados elementos para clasificarlos en una masa patrimonial o en otra, afectando por tanto, a los ratios empresariales.
– Información incluida en la memoria, en el informe de gestión y en el de auditoria: Se puede incluir en algunos apartados más o menos información que a su vez, puede interpretarse de diversas maneras, aportando una visión sesgada de la realidad.
– Presentación de la información: la presentación horizontal o vertical de los datos puede modificar sustancialmente la impresión causada por los datos incluidos.
Todas estas modificaciones afectan directamente al resultado de una sociedad, aumentándolo o disminuyéndolo, e influyendo en la toma de decisiones derivada de la interpretación de dicha información.
La contabilidad creativa no es ilegal, ya que utiliza siempre prácticas dentro de las normas establecidas, es decir realiza interpretaciones de las mismas, sin embargo, existen otras practicas como la del caso mencionado al inicio de este artículo, donde sí se hizo una transgresión deliberada de la legislación para publicitar unos resultados que no tienen nada que ver con la realidad, al amparo de la flexibilidad de las normas contables norteamericanas.
Es importante distinguir entre interpretación o maquillaje de normas o principios que llevan a Resultados Piadosos, y Engaño y Manipulación deliberado de la realidad, que puede influir en la toma de decisiones de los propios directivos de la empresa y en los inversores particulares. Pero ¿ dónde está la delgada línea de separación entre la creatividad y el engaño?.
Leonor Vargas Escudero
Directora Financiera
Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros
lvargas@febf.org