Se acercan las navidades y el fin de año, una época en la que los inversores suelen reorganizar sus carteras. Ello provoca un fenómeno anómalo en las Bolsas, en el cual los rendimientos obtenidos en estos periodos del año suelen ser, con carácter general, superiores al resto, una anomalía de carácter estacional, que ha sido observada por diversos estudios empíricos, en los cuales se manifiesta que en la mayoría de los periodos analizados en dicha época del año, la rentabilidad de la Bolsa ha sido positiva.
Uno de lo fenómenos más conocido es el “Efecto Enero”, su descubrimiento se realizó hace casi ya medio siglo, pero ha sido posteriormente a la luz de la hipótesis de los mercados eficientes, ha sido objeto de estudio detenido. Numerosos estudios realizados concluyen que las rentabilidades correspondientes a enero son significativamente mayores que las de los restantes meses del año.
Las explicaciones propuestas hasta la fecha a este fenómeno han sido muy variadas: por motivos fiscales, fundamentalmente ventas para la realización de pérdidas con posterior compra, aumentos en los riesgos y el comportamiento de los gestores de carteras. Entre otros, a finales de año, se materializan pérdidas patrimoniales para provocar minusvalías y compensarlo con ganancias patrimoniales. Estos descensos en la Bolsa, que como veremos posteriormente, en los últimos ejercicios se está erradicando por el llamado “Rally de Fin de Año”, se contagian de unas Bolsas a otras, por la elevada correlación existente hoy en día entre las mismas, incluso en aquellas en las que el ejercicio fiscal no comienza en enero, como en Japón.
Otras de los motivos que podría explicar el denominado el efecto enero es la publicación de resultados por parte de las empresas ya que aquellas que tienen unos beneficios anuales por encima de sus previsiones obtienen rentabilidades de mercado superiores durante las primeras semanas del año.
Asimismo, este efecto puede estar causado por un efecto tamaño provocado por las empresas más pequeñas, ya que la evidencia empírica muestra como dichas empresas se comportan excepcionalmente bien durante la primera semana de enero en comparación con el resto, si bien este comportamiento decrece conforme avanza el mes, de forma que el tamaño tiene una relación muy débil con las rentabilidades anormales a partir de la segunda quincena, posiblemente mitigado por los anuncios positivos de beneficios.
Las estadísticas demuestran que, en España y en los últimos cincuenta años, la bolsa ha subido en enero en el 90% de las ocasiones, si bien en la última década y desde hace ya algunos años, y ante las subidas experimentadas por las bolsas mundiales cuando se acerca el fin de año, algunos analistas hablan de un adelanto temporal de este tradicional efecto que es lo que se conoce como el “Rally Fin de Año”.
Estos días se está viviendo el clásico proceso de aportaciones antes de cierre de ejercicio a fondos de pensiones para aprovechar sus ventajas fiscales; dado que la Bolsa ha sido la estrella este año, los fondos de pensiones con vocación de renta variable están invirtiendo un porcentaje creciente de las mismas en estos mercados.
Existen otros fenómenos estacionales, como el “efecto lunes”, en el que se observa que las rentabilidades de los lunes son significativamente mayores que el resto de la semana, y por lo tanto que las rentabilidades de los últimos días de la semana, son menores que los restantes días, ya que los inversores suelen deshacer sus posiciones de cara al fin de semana lo que les evita preocupaciones al no existir mercado y lo que provoca una caída de las cotizaciones en dicho día. Resulta paradójico que en la Bolsa española a diferencia de otras bolsas mundiales, las rentabilidades de los últimos días de la semana suelen ser inferiores, al menos históricamente, al de resto de la semana.
En la Bolsa española, parece que la interpretación más evidente, por lo menos hasta la década de los 90, era el sistema de liquidación, ya que las operaciones se liquidaban el viernes de la semana siguiente a la fecha de contratación, lo que permitía liquidar por diferencias las operaciones realizadas dentro de una misma semana, sin tener que desembolsar cantidad alguna. Por ello, tenía sentido que los lunes el volumen de contratación fuese mucho más elevado. De hecho se ha probado estadísticamente que desde el cambio en el sistema de liquidación, no se puede afirmar la observación de rentabilidades más elevada en dicho día de la semana. Lo que sí que se ha observado en los últimos años es una rentabilidad superior los últimos días de la semana.
Estas anomalías que se producen en las Bolsas son evidencias empíricas, sin embargo, no garantizan ni mucho menos a los inversores, que si invierten tanto a final de año como en enero, vayan a obtener una rentabilidad asegurada. En este sentido, los inversores, deben tener en cuenta otros aspectos a la hora de decidirse a realizar una inversión.
Estos fenómenos no tienen porqué producirse todos los años, y de hecho en los últimos tiempos, los inversores se anticipan, para poder beneficiarse de las rentabilidades, prueba de ello es el surgimiento de nuevos fenómenos como el rally de fin de año, provocando que con el tiempo, quizás la estacionalidad de las bolsas se traslade a otros meses del año.