La Bolsa Española se engalana con Puig

En un anuncio decisivo en sus 110 años de existencia, la centenaria Puig, multinacional catalana de perfumes, moda y cosmética, protagonizará el próximo 3 de mayo una fecha histórica en la Bolsa española con la mayor operación de Europa del año, y muchas probabilidades de posicionarse en el ránking de empresas con mayor capitalización del Ibex 35 antes de que acabe el año.

La centenaria firma sacará a bolsa acciones de clase B en una operación que combinará una oferta pública de venta (OPV) con una oferta pública de suscripción (OPS), según el folleto de emisión.

El objetivo es captar, como mínimo, 2.600 millones €: 1.250 millones € por nueva emisión de acciones de segunda clase, y una oferta de mayor importe del accionista mayoritario, Puig SL (una empresa controlada por Exea, sociedad patrimonial de la familia Puig), que asciende a 1.360 millones €. 

La familia propietaria estaba dispuesta a ceder hasta el 49% para poder mantener el control de la compañía, y cierto equilibrio adecuados, especialmente durante la transición generacional. El mínimo del capital exigido por el regulador para ofrecer liquidez es del 25%, (aunque si el tamaño de la empresa es considerado “suficiente” este % puede reducirse); los Puig estiman que estará en manos de inversores externos en torno al 21% y el 24%.

Según indican desde Puig, crear marcas premium exige pensar a largo plazo y tener una familia en el núcleo de una compañía fomenta este enfoque porque las familias tienden a preocuparse en igual medida por el horizonte temporal de la próxima generación como por el próximo trimestre.

Puig es líder en segmentos de fragancias, moda, maquillaje y cuidado de la piel con marcas como Carolina Herrera, Paco Rabanne, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci o Charlotte Tilbury. Actualmente opera en 32 países. En 2023, alcanzó el mejor resultado de su historia (4.304 millones € de ingresos, con un incremento del 19%). Ese año, el resultado bruto de explotación (Ebitda) alcanzó los 863 millones € y el beneficio neto, unos 463 millones € (+16%).

Puig saldrá a cotizar en las cuatro bolsas de valores del país: Barcelona, Madrid, Bilbao y Valencia el próximo 3 de mayo con el ticker o etiqueta de cotización PUIG (apellido de la familia fundadora, que conservará una participación mayoritaria) y su negociación se podrá realizar a través del Sistema de Interconexión Bursátil (en el mercado continuo).

La empresa sacará a bolsa acciones de clase B dirigidas a inversores cualificados (que invierten con ticket de valor muy superiores a los del inversor minorista o particular).. 

Para ello, combinará una oferta pública de venta (OPV) por 1.250 millones €, con una oferta pública de suscripción (OPS) de títulos del accionista mayoritario por un importe superior (sin especificar). Goldman Sachs, que actúa como agente de estabilización, dispondrá de la opción green shoe para vender acciones equivalentes a un 15% adicional (390 millones €) al importe inicial de colocación.

Goldman Sachs y JP Morgan actuarán joint global coordinators y joint bookrunners de la oferta, mientras que Banco Santander, BofA Securities Europe, BNP Paribas y CaixaBank actuarán como joint bookrunners No obstante,BBVA y Banco de Sabadell actuarán como co-lead managers y junto a los anteriores, constituirán lo que Puig ha denominado managers en el marco de la oferta.

Este diseño ha sido así porque Goldman Sachs, antes de asumir el papel de coordinador global de la oferta, actuó como asesor financiero exclusivo de Puig para la revisión de posibles alternativas estratégicas de apertura del capital a nuevos inversores, incluyendo el diseño de la Oferta Pública de sus acciones.

Los minoristas con participaciones adicionales en Byredo y Charlotte Tilbury (las dos últimas empresas en las que entró el gigante catalán de la cosmética) también se sumarán al accionariado resultante de la operación. Pero será con un pull de acciones de clase B adicional a la oferta de venta, y que se suscribirá al precio final de la misma.

Según se detalla en el folleto de emisión, tanto la familia como los accionistas minoritarios se comprometerán a mantener las acciones durante al menos 180 días naturales a partir de la operación. También los consejeros, altos directivos y determinados empleados entre la fecha de firma del contrato y 365 días naturales después de la admisión (para algunas acciones de clase B).

Las acciones de clase A quedarán fuera de bolsa, pero podrán comprarse a los familiares que las ostentan una vez las conviertan en acciones de clase B (con el visto bueno del consejo de administración). Eso sí, cualquier familiar que quiera vender sus acciones A, antes tendrá que ofrecérsela a los miembros del clan, que dispondrán del derecho de tanteo. 

La horquilla de valoración de Puig se situó entre los 22 y los 24,5 €euros, y el precio definitivo se conocerá 30 de abril.

Los competidores están cotizando de media a un múltiplo de 10,9 veces Ebitda (exceptuando Hermès, con un múltiplo de 14,7). Sobre una capitalización de más de 10.000 millones € y un ebitda de 849 millones en 2023, Puig estaría cotizando a un múltiplo de 13,2 veces este ratio. 

El capital social de Puig es de 144 millones €, y se compone de acciones de clase A (475 millones a 0,30 €) y acciones de clase B (25 millones a 0,06 €). Ambas tienen los mismos derechos económicos, pero en cuanto a los derechos políticos la situación es diferente, ya que las acciones de clase A otorgan cinco votos, y las acciones de clase B confiere un único voto. Tras la venta, la familia Puig conservará igualmente una participación mayoritaria y la gran mayoría de los derechos de voto de la sociedad mediante acciones de clase A. 

En la última Junta General de Accionistas y del Consejo de Administración, del pasado 16 de abril, acordaron que una parte de las acciones de clase A se convertirían en clase B para que el accionista vendedor pueda negociar con esta parte del valor, así como para la opción de sobre-adjudicación de Goldman Sachs (con la correspondiente reducción del capital). 

Estas conversiones, junto con la contraprestación a los minoristas de las empresas que habían comprado, darían como resultado un capital social de cerda de 127 millones €, en 388.978.496 acciones de clase A y 182.864.649 acciones de clase B. 

Según indica en el folleto de emisión, Puig todavía no ha aprobado una política de dividendos para retribuir a sus accionistas, pero espera hacerlo en un futuro próximo de manera prudente, confirmando que la Sociedad espera realizar su primera distribución de dividendo en 2025 respecto a los resultados del año 2024.

Los últimos 20 años, la empresa ha mantenido su política de retribución al accionista con un pay out (% de los beneficios que una empresa dedica al pago de dividendos) del 40%. Respecto a las cuentas de 2023, el pago sobre las cuentas del ejercicio asciende a 186 millones €. En adelante, esta política se aplicará tanto a los accionistas con valores de clase A como a los inversores de clase B.

Más de una docena de sociedades conforman el mapa inversor de Puig, de acuerdo a las últimas cuentas disponibles de su matriz en el registro mercantil. Algunas de ellas le sirven para operar en diferentes mercados, pero también para aglutinar la aportación de sus marcas estrella, como las fragancias de Nina Ricci o Paco Rabanne. 

Pero nada comparable con el rol que la empresa juega en otras empresas del sector. Destaca, por historicidad, Sociedad Textil Lonia (STL), la compañía orensana que comercializa marcas de moda como Purificación García o Carolina Herrera, y cuyo perfume se sitúa en el top 10 mundial de ventas.

Puig es parte de STL desde hace casi 30 años, pero no sería hasta 2015 cuando cerraría la compra del 25% de la misma por 125 millones de euros. La empresa gallega finalizó su ejercicio fiscal 2022 con 69 millones de euros, un avance del 41%, lo que remitió unos dividendos de 6 millones de euros a Puig Brands. 

No es menor el papel que juega la catalana Isdin, especialista en fotoprotección. Fundada en 1974, la empresa está participada al 50% por los laboratorios Esteve y por los Puig (su presidente es, de hecho, Marian Puig). En 2022, el resultado del ejercicio fue de 56,8 millones €. En este caso, el gigante de la belleza percibió unos dividendos de 6,5 millones €.

También destaca, aunque en mayor medida, la adquisición en 2017 de una participación mayoritaria de la empresa griega Apivita, centrada en la cosmética natural. Los catalanes disponen del 33,3% del capital, aunque indirectamente controlan el 100%. 

En 2020 se produjo una operación clave: su intervención en Prado Investments, sociedad domiciliada en el Reino Unido, y ya controlada por los catalanes en un 76,40%, una de sus mayores participaciones.

El principal activo de esa sociedad es Charlotte Tilbury, la icónica marca de lujo británica de maquillaje y cuidado de la piel. La alianza supuso incorporar una marca consolidada y de rápido crecimiento al portfolio de Puig. El movimiento fue acertado, ya que la dermocosmética ha pasado de representar el 1,6% de las ventas de Puig en 2020 al 10%, hasta superar los 400 millones €.

No obstante, en 2022 ni Prado Investments ni Apivita aportaron dividendos a Puig.

Puig sale a bolsa en un momento dulce, tras unos resultados récord y un crecimiento de dos dígitos en todos los segmentos y regiones, superando al mercado de la belleza y los propios objetivos que se había marcado la empresa. Además, el capital que capte con la emisión de las nuevas acciones irá destinado a refinanciar las últimas compras de la compañía (Byredo y Charlotte Tilbury).

Dado que la horquilla de capital que se pondría a disposición de los inversores estaría entre un 21% y un 24%, si los 2.600 millones € representan el mínimo (un 21%), la empresa podría alcanzar una valoración de 13.900 millones € (y ser un honroso puesto 15 dentro del Ibex 35), garantizado visibilidad y revalorización. 

Este desembarco ampliaría la diversificación sectorial del índice de referencia de la bolsa española, suponiendo una excelente señal para un sector -lujo y cosmética- relevante para el PIB español. 

La empresa tiene que cotizar seis meses hasta que pueda entrar en el índice. El Ibex 35 se revisa dos veces al año, habitualmente en junio y diciembre. Según el calendario tentativo, Puig podría entrar en el Ibex 35 en la revisión de la composición del índice de diciembre de 2024.

Puig tiene varias razones para la salida. Una de ellas, es el hecho de tener que captar fondos para sus proyectos de expansión. Otra sería dar liquidez al patrimonio empresarial, además de garantizar la continuidad del proyecto familiar. 

Con este movimiento, el vehículo de inversión del clan se quedará el 100% de las acciones de clase A (que son el 68% de la empresa) y entre un 7% y un 17% de las acciones que empiezan a cotizar el próximo 3 de mayo (de clase B, las acciones que representan un 32% restante del capital social). 

Antes del toque de campana, un minorista no puede entrar en la codiciada operación, recuerda Ribera. La oferta se ha diseñado para inversores institucionales, con lo cual, los minoristas quedan directamente excluidos. Pero eso no quita que el pequeño inversor se interese por los valores de Puig, que llevarán la etiqueta de cotización del apellido (ticker: PUIG).

El hecho de que sea para un inversor cualificado hace que no sea tan interesante en el momento de salida al parqué, al no haber tanto volumen. Los grandes tenedores querrán mantener su posición y no abrirán las puertas a que haya mucho movimiento. Al principio será un valor más ilíquido.

Además, durante los primeros 180 días de cotización, la sociedad, el accionista vendedor y los nuevos minoristas se han comprometido a no vender las acciones que adquieran tras el toque de campana. Algunos empleados se han comprometido durante 365 días desde el toque de campana.

Como en cualquier operación corporativa realizada en un mercado financiero el inversor particular deberá analizarla desde el punto de vista fundamental. Es importante conocer la empresa, la historia, el modelo de negocio, los resultados empresariales, y sus proyecciones futuras… Y conocer para qué quiere el dinero obtenido en la operación, así como el porcentaje de la empresa sale a bolsa. De esta manera se puede concebir su propia idea del valor intrínseco que tiene la compañía y compararla con el precio al que sale la acción, y con el de sus competidores para ver si merece la pena invertir en ella, y con qué horizonte.

El precio al que supuestamente se colocará la acción rondará los 23,50 €, pero los bancos colocadores están registrando las peticiones de los potenciales inversores. 

El mercado es soberano, y decidirá sobre el atractivo de la OPS y OPV combinada. Puig es una buena empresa, sólida, bien dirigida, con un accionariado de control estable… Así que probablemente habrá demanda suficiente para sostener el precio de salida.

El consenso de mercado estima que el precio de salida esta entre un 10% y un 20% de su valor intrínseco, lo cual puede restar recorrido a corto plazo, más allá de la sobrerreacción en los primeros días de cotización. La acción podrá tener recorrido en el futuro en forma de dividendo o en aumento de la cotización (con el acceso al IBEX35 en diciembre. Cada inversor tendrá que hacer su propio análisis y ver hasta qué punto es interesante desde el punto de vista de la rentabilidad.

Independiente del precio, es una empresa muy interesante por la estabilidad de su accionista de control familiar (como sucede con Acciona, Inditex, Corporación Alba, Ferrovial), sus números, crecimiento sostenido en el tiempo, y diseño de la operación con un precio justo (que no barato). El hecho de que no haya previstos cambios en el equipo directivo es una excelente noticia para el mercado. Sobre todo para pequeños inversores que inviertan con la filosofía a largo plazo y no busquen la especulación, Puig sí podría ser una buena opción. 

Puede ser una excelente oportunidad, a medio y largo plazo, aunque requiera paciencia.

Sin embargo, el problema de entrar tras una OPV es que, durante los primeros años, si la acción cae, el coste de oportunidad puede ser muy grande, aunque luego vuelva a recuperarse. 

Por esta razón, los inversores particulares pueden esperar un poco y observar cómo se comporta la cotización en los primeros meses, en vez de lanzarse a participar en la OPV. 

Grandes expertos en marketing, la familia Puig ha realizado un diseño exquisito de la salida a bolsa en el que nada es casualidad, y en el que el cada detalle de la operación está perfectamente alineado. En cuando al timing, tiene lugar en el ejercicio 2024 coincidiendo con su patrocinio de la America´s Cup en Barcelona, con un momento corporativo dulce, record en resultados, y con recorrido futuro para recientes adquisiciones y otras que se puedan generar; y en cuanto al naming, con un ticker que brilla con luz propia y pone en verde el apellido familiar.

Un diseño redondo de un gran equipo para una operación corporativa de gran altura que va a situar la bolsa española en lo más alto de la navegación internacional.

Isabel Giménez Zuriaga

Directora General

Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros

igimenez@febf.org

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