Mucho se está comentando últimamente sobre el interés que el sector del capital riesgo está mostrando por las empresas cotizadas y más concretamente su creciente interés por las empresas de nuestro mercado continuo.
Los casos más recientes son Aldeasa, cuando a principios de año Mercapital, Corporación Financiera Alba y Omega Capital lanzaron una OPA (Oferta Pública de Adquisición de Acciones) sobre la cadena de tiendas de los aeropuertos. Algo parecido le sucedió a Amadeus, la central de reservas de viajes, tuvimos además, un precedente en el año 2003, cuando se realizó una operación de estas características sobre la sociedad Parques Reunidos. Otras compañías que se encuentran también en el punto de mira de este sector son: Ebro-Puleva, Vidrala, Ence o Tubacex, entre otras, empresas con muy buenas perspectivas de crecimiento y expansión, que necesitan financiación precisamente para poder acometer nuevos proyectos y penetrar en nuevos mercados.
¿Qué tienen estas compañías de interés para estos nuevos inversores?
MARTÍN MENDOZA define el Capital Riesgo o Venture Capital como un “instrumento de financiación dirigido esencialmente a las Pequeñas y Medianas empresas, mediante el cual una sociedad especializada o no en inversiones (sociedad inversora) inyecta capital en una pequeña o mediana empresa (sociedad receptora) en una proporción minoritaria y por un espacio de tiempo relativamente corto”.
Habitualmente, el capital riesgo se entiende en un sentido demasiado estricto, como una entidad que dirige sus inversiones casi exclusivamente a empresas de alta tecnología. Sin embargo, no es sólo así, cualquier inversión de capital hecha con vocación industrial o de producción, y con la finalidad de generar riqueza y realizar plusvalías apoyadas en el valor añadido que puede desarrollar la empresa target en la que participa, es tambien Venture Capital. Asimismo, invierten en empresas en fases más desarrollada (como está ocurriendo actualmente), con el fin de incrementar su Valor vía mejora de la gestión.
El tipo de empresas en las que suelen invertir normalmente son de pequeña y mediana dimensión, No cotizadas, y en sectores que emplean innovaciones de diverso tipo, o que tienen un alto potencial de crecimiento, ya que teóricamente ofrecen mayores posibilidades de expansión y desarrollo, utilizando la Bolsa como medio de Desinversión de su participación cuando finalice el horizonte temporal fijado.
Estas Entidades realizan una valoración de la empresa, obtienen las máximas garantías frente a posibles contingencias que pudieran surgir, establecen mecanismos de protección de minorías en Junta General y Consejo de Administración, profesionalizan la gestión de la compañía y se aseguran mecanismos de salida de la operación, pactados desde el inicio en el contrato.
Desde el punto de vista de la empresa target, el capital riesgo es un instrumento de financiación, ya que la sociedad receptora obtiene recursos que le son necesarios para el comienzo o desarrollo de su actividad, dependiendo de la fase del ciclo de vida en el que se encuentre.
La operación se articula mediante la toma de participación en el capital social de la empresa objeto de la inversión, normalmente a través de la compra de acciones, como está ocurriendo en los casos citados anteriormente (Aldeasa y Amadeus).
Una de las características iniciales de este tipo de operaciones es que la empresa target, sea No cotizada, precisamente por la razón que hemos comentado a lo largo del artículo. Sin embargo, ¿Qué está ocurriendo en la actualidad? ¿Cuál es el objetivo de este sector?.
Estos nuevos inversores, entrarán comprando una participación de la sociedad, la sacarán de cotización mediante una OPA de exclusión, la reestructurarán para que crezca y se expanda, y en un horizonte temporal de entre 3 y 5 años, venderán esa participación a otra sociedad a los propios directivos (operaciones apalancadas de MBO’s) obteniendo así una plusvalía que según su cálculo debería oscilar entre un 30 y un 35%.
Con todos estos datos, se puede llegar a varias reflexiones sobre la situación actual de este sector:
– Las Entidades de capital Riesgo, no encuentran en el mercado empresas en las que tomar participaciones lo suficientemente atractivas y por lo tanto han tenido que recurrir al mercado de valores.
– El mercado continuo español está compuesto de sociedades realmente eficientes, con unos potenciales de revalorización y crecimiento muy altos, capaces de mantener un crecimiento sostenido en el futuro además, de obtener beneficios y premiar a sus accionistas, a través de dividendos.
– O tal vez, Estas entidades están cambiado su política o estrategia de inversiones.
Una vez expuestas estas cuestiones, se debería reflexionar sobre lo que esta ocurriendo en nuestro entorno, posiblemente propiciado por la globalidad en la que nos encontramos, los cambios a los que nos estamos sometiendo y la competitividad existente, y pensar cuál puede ser el papel de estos nuevos inversores, tanto en nuestro tejido empresarial como en nuestro Mercado de Valores.