En noviembre de 2001 Goldman Sachs hizo famosa la terminología BRIC para los que consideraba países emergentes con más futuro (Brasil, Rusia, India y China). El tiempo ha pasado y los vaticinios positivos para estas nuevas locomotoras se han cumplido sólo en parte. Sus crecimientos económicos han sido fuertes, además de endógenos, pulverizando la vigencia de los manuales de ayuda económica al desarrollo, pero sus desequilibrios económicos y sociales también se han visto agudizados. En algunos de ellos, paradójicamente, el bienestar económico no ha servido para garantizar un lecho de seguridad mínimo para sus ciudadanos, ni una salvaguarda para los derechos humanos básicos.
Los expertos en economía, ante la actual crisis económica, ya han afilado sus lápices en la búsqueda de una nueva zona de interés para la diversificación de las inversiones, y hablan de los denominados MENA (países de Oriente Próximo y Norte de Africa), heterogéneos entre sí, pero con elementos comunes.
En la zona MENA se ubican países que concentran el 62% de las reservas mundiales de petróleo y el 41% de las de gas, pero también cuenta con naciones que presentan unos factores demográficos muy atractivos. En conjunto, existen más de 310 millones de habitantes, de los que el 50% son menores de 25 años. Conforme se incorporen a la vida laboral, impulsarán el consumo y el crecimiento económico. Además de ello, han reducido la inflación de la zona desde el 18,8% de 1980 hasta el 6,2% estimado desde el FMI para 2008.
Ningún país del área MENA, de forma individual, es comparable por población con los BRIC; sin embargo, la zona sí es comparable, según Oliver Bell, Gestor de PICTET, debido a la combinación de materias primas energéticas, demografía e inversiones.
Para hacernos una idea, el índice bursátil especializado MSCI Arabian ex Saudí se ha revalorizado un 53% en sólo tres años. Los mercados de Kuwait, Quatar, Emiratos Arabes Unidos, Omán, Arabia Saudí, Egipto, Marruecos y Túnez han cuatriplicado su capitalización bursátil desde 2002, aumentando su liquidez a 4000 millones de dólares diarios, con un centenar de salidas a bolsa previstas entre 2008 y 2009.
Los sectores más atractivos por capitalización son el financiero, el de telecomunicaciones, el industrial y el constructor. Si llama la atención la ausencia de las empresas de extracción de hidrocarburos es porque son de propiedad estatal, aunque sí se puede invertir en las empresas con posicionamiento en los proyectos de infraestructuras o de servicios (que están creciendo por los ingresos derivados del alza de precios en las materias primas).
Lamentablemente, todavía no se puede hablar de libre acceso a estos mercados emergentes, ya que, por ejemplo, a bolsas como la de Arabia Saudí se debe entrar de la mano de fondos locales, con un límite de participación del 10%. Además de ello, este tipo de inversiones, aunque supongan la entrada en empresas con elevadas tasas de crecimiento, por razones macroeconómicas (riesgo-país) suponen una mayor volatilidad, y parece recomendable en la coyuntura actual contemplar un horizonte de inversión de medio plazo (2-3 años como mínimo).
La excesiva vinculación de esta zona geográfica con la evolución de la cotización del petróleo podría preocuparnos si volviéramos a precios del barril de crudo inferiores a 40 dólares, situación poco probable en la actualidad. Parece, pues, que estamos ante un crecimiento económico sostenible que permanecería inmune ante la posible recesión o el debilitamiento de los países occidentales.
La reciente caída de la bolsa de Arabia Saudí pudiera haber sido ocasionada por los excesos sufridos por las cotizaciones en 2005. En 2006 las subidas fueron más alineadas con los resultados empresariales, y en la actualidad se detectan valores por debajo de las expectativas de crecimiento (oportunidades de compra). Además de ello, numerosos inversores internacionales ya han entrado en esta zona, a pesar de las limitaciones a las inversiones foráneas antes explicadas, aportando estabilidad. Estas entradas fuertes han supuesto descensos históricos de la volatilidad incluso por debajo del propio Estados Unidos.
Así, pues, las cotizaciones muestran como los MENA pueden ser más atractivos por precio que los propios BRIC, o periféricos a ellos como Vietnam. Inversión en ningún caso exenta de riesgo (son emergentes) pero en la cual merece la pena apostar a la hora de invertir en una cartera global como diversificación ante la crisis económica. Sobre todo teniendo en cuenta su carácter de escudo frente al fenómeno hipotecario, y su escasa correlación frente al índice bursátil MSCI World.
Sin salir del continente europeo, otra opción de acceso a inversiones ligadas a la subida de precios en las materias primas podría ser a través de la Bolsa de Londres, de cuyo índice FTSE 100, el 35% corresponde a estos valores.