La semana pasada, concretamente el jueves 22 de Enero, el Banco Central Europeo (BCE) anunció la mayor inyección de liquidez al mercado en la historia de este Organismo. Este programa se instrumentará a través de la compra de activos titulizados que se encuentran en el balance de los distintos bancos europeos. El importe de dicha adquisición rondará los 1,1 billones de euros, repartidos en compras mensuales por valor de 60.000 millones de euros hasta septiembre de 2016. Por otra parte, los activos que pueden ser objeto de compra son los activos de deuda, tanto públicos como privados y con un vencimiento entre 2 y 30 años.
El objetivo final de este plan es la mejora de la economía, por una parte e incrementar la inflación por otra. En cuanto a esta última, la tasa interanual en el mes de diciembre ha cerrado en el -0,2%, dato negativo que no se observaba desde Octubre de 2009, y que tiene como origen principal la caída del precio de petróleo.
Actualmente la economía de la eurozona se encuentra al borde del estancamiento, por lo que se espera que, a través del aumento de la liquidez, aumente el crédito y éste termine trasladándose a la economía real generando crecimiento. Sucede que, este camino teórico no se está cumpliendo por dos motivos:
1. Gran endeudamiento de familias y empresas. La Renta Disponible tras realizar los distintos pagos a impuestos y deudas sigue siendo muy baja, este efecto se traslada a la economía a través de un menor consumo, por lo que la solicitud de nueva financiación será inferior a la esperada.
2. El sector bancario se encuentra todavía en un proceso de recapitalización. La utilización del exceso de liquidez para mejorar el ratio de capital junto con los altos niveles de exigencia para la nueva concesión de crédito, hará que el crédito no fluya tan rápido como debiera para conseguir el impacto esperado.
Esta intervención, hará que unos se beneficien más que otros. En este caso los más favorecidos son: el sector bancario, a través de la venta de activos, generando liquidez y eliminando el riesgo de sus balances; los Gobiernos, financiándose a tasas de interés negativas en algunos casos y en otros muy próximas a cero; los mercados, la inexistente rentabilidad de los activos más “seguros” hace que se produzca una transferencia de fondos hacia aquellos de mayor rentabilidad pero también de mayor riesgo; y los exportadores, favorecidos por la disminución del tipo de cambio respecto a otras divisas importantes.
No parece demasiado probable que la “flexibilización cuantitativa” vaya a alcanzar de manera notable sus objetivos, pero sí que genera oportunidades para realizar todas aquellas reformas que se necesitan para lograr una economía productiva y más competitiva.