Mucho se está hablando durante estos meses del caso Gowex, empresa de éxito que salió a cotizar al MAB y pasó de ser la niña bonita a la niña del exorcista. Su modelo de negocio basado en un castillo de naipes arrastró a sus compañeras de cotización y al propio mercado a un abismo sin precedentes en el mercado español. No hay que olvidar que esta sociedad, lo que cometió fue un fraude que ha perjudicado a todos los agentes que intervienen en dicho mercado. Pero, ni todas las empresas que cotizan en el MAB estafan, ni el mercado es el Demonio.
El Mercado Alternativo Bursátil se creó con la finalidad de poder proporcionar financiación a empresas en expansión que tienen difícil acceso al crédito, y buscan una alternativa válida en los mercados de capitales. Y eso es exactamente lo que está haciendo, ofrecer financiación a empresas que necesitan fondos para sus proyectos de expansión y crecimiento.
Desde su creación ha tenido luces y sombras, defensores y detractores; pero lo cierto es que, cuando surge un problema, hay que buscar una solución. Este mercado es joven y le queda mucho camino por recorrer. Las compañías que lo componen tienen un alto nivel de crecimiento y planes de negocio agresivos, lo que les lleva a tener un potencial de revalorización mayor, pero, al mismo tiempo, un nivel de riesgo superior a la media del mercado. Hay que tener en cuenta que su andadura no es fácil y sus periodos de maduración son más largos; por tanto, hay que considerarlas como inversiones de largo plazo. Lo que para nada es sinónimo de engaño, estafa o fraude; de hecho, las empresas que actualmente lo componen se afanan por aumentar la transparencia y cuidar a sus inversores, elementos fundamentales en este proceso.
Actualmente hay 24 compañías cotizando en este pequeño parqué, que engloban muchos sectores, algunos novedosos y otros más tradicionales. Prueba de que no todos los inversores, ni todas las empresas piensan lo mismo, es el caso de la compañía energética Cox Energy, que está preparando su salida al MAB con un proyecto viable que le va a llevar a Chile a construir una planta fotovoltaica de 1.000 MW de potencia. Otra compañía de un sector muy diferente, también interesada en cotizar con las Pymes españolas es Oryzon Genomics, una farmacéutica cuyo accionariado está compuesto por sus fundadores, un Fondo, unos laboratorios y algunos pequeños inversores. Una de sus principales ventajas competitivas fue vender en abril a Roche, los derechos de una droga experimental (ORY -1001) capaz de activar genes que bloquean el crecimiento de cáncer. Este tipo de compañías son intensivas en Investigación y desarrollo, con plazos más largos y procesos más complejos, ya que requieren después del desarrollo del producto ensayos clínicos hasta llegar a los fármacos que finalmente se comercializarán en el mercado.
Además de estas dos Pymes, se espera alguna incorporación más antes de final de año. A estas alturas y después de más de cinco años, podemos decir que el MAB es una realidad convertida en una nueva oportunidad y una alternativa de financiación. Ahora bien, no hay que pensar que porque algunas compañías no hayan conseguido el éxito deseado o algunas hayan entrado en terreno delictivo, el mercado no funciona, sino todo lo contrario, hay que mejor los mecanismos de transparencia y aprender de las que sí lo están haciendo bien, probablemente porque su modelo de negocio y la forma de gestionarlas avalan sus buenos resultados y se merecen, por tanto, un voto de confianza.