El gigante tecnológico Xiaomi, palabra china que significa “misterio”, quería protagonizar una salida a bolsa dual en los parqués de Hong Kong y Shanghái, pero se ha pospuesto la emisión de acciones en el último de ellos y finalmente sólo debutó en Hong Kong, según el regulador bursátil de China.
La historia y orígenes de Xiaomi son curiosos. Fundada en 2010, ha logrado ponerse en el mapa en apenas ocho años con una particular y hasta curiosa estrategia de promoción, procedimientos, fabricación, distribución y venta de hardware y software, particularmente en smartphones, para competir con grandes jugadores de la región como Samsung, LG o HTC. También ha logrado llamar la atención por la personalidad de sus dirigentes, su presidente es Bin Lin, (nombre chino que traducido al español es adviento, una suerte de “redentor”) y su CEO Lei Jun, así como por contrataciones de muy alto nivel como la del ingeniero informático brasileño Hugo Barra, considerado la referencia tecnológica de los teléfonos Android, que en septiembre 2017 abandonó Xiaomi tras confirmar que la empresa era un “actor global” aunque continua colaborando como asesor.
Xiaomi es una compañía fundada en junio de 2010 por siete socios muy poderosos que incluyen fuertes nexos con el gobierno de China y Singapur. Entre ellos está Qiming Venture Partners, IDG Capital y particularmente Temasek, grupo inversor propiedad del gobierno de Singapur.
En 2013 Xiaomi ya vendía más teléfonos que Apple dentro de China, una cuota de mercado de 2,5% y estaba valorada en unos 10 mil millones $. Su estrategia ha sido la venta de smartphones de gama media-alta, con precios relativamente baratos. Por ejemplo el Mi2S con buena tecnología se podía adquirir en China por apenas 1999 yuanes (unos 330$).
Xiaomi está dirigido por Lei Jun, un personaje mediático con una característica particular: es como una versión china de Steve Jobs. Sus presentaciones, forma de vestir, manera de comunicar y hasta de gesticular manos y brazos son una copia del difunto fundador de Apple. Y aunque sus dispositivos no son especiales, no terminan de convencer o no están construidos con componentes particularmente sofisticados, es el carisma de Jun, los métodos promocionales (también copiados de Apple) de la compañía y el bajo precio de las terminales los elementos principales de su reciente éxito.
Xiaomi quiere ser “el Apple de China”, ver a Lei Jun presentar teléfonos es como ver a un actor chino actuando en una película de su país basada en la biografía de Steve Jobs. Camiseta de color negro, jeans azules y zapatos deportivos en un escenario de tamaño, color de la alfombra y proyección similares a los de antaño Apple, pero Xiaomi ha tenido problemas serios por su posicionamiento en precios (bajos), I+D y canales de distribución.
De hecho, otros fabricantes supieron aprovechar la misma filosofía aplicada por Xiaomi en China, y además, hacerlo con innovaciones con las que la empresa todavía no podía competir. A modo de ejemplo, los dispositivos de Vivo ofrecen pantallas curvas, mientras que Oppo y OnePlus destacaron por sus terminales con carga rápida y Huawei ha sido pionera en la inclusión de cámaras duales o sensores de huella dactilar que luego otros han ido incorporando.
Neil Shah, analista en CounterPoint Research, indicaba que los competidores de Xiaomi tienen «mejor I+D, experiencia en fabricación en segmentos verticales, y una mayor huella geográfica para la distribución. La incapacidad de Xiaomi para innovar de forma independiente es otro de los puntos clave». Como indicaban recientemente en Quartz, la propia estrategia de Xiaomi ha tenido que cambiar ante el ataque de sus competidores, y han tenido que invertir en marketing cuando antes les bastaba con el boca a boca.
El segmento de smartphones en el que Xiaomi destacaba con productos «chollo» -el Mi 5 fue su último ejemplo- también ha cambiado: otros fabricantes compiten desde hace tiempo con propuestas similares a las de Xiaomi, y canales de venta que permiten encontrar sus productos a la venta a nivel internacional.
No parece que las gamas medias y de entrada en las que también solían destacar los productos de Xiaomi vayan mucho mejor: hay mucha competencia, y aunque productos como el Redmi Note 3 siguen siendo apuestas notables para los que buscan buenos terminales a precios ajustados, el retraso en su lanzamiento no fue de ayuda.
Ese catálogo de productos que atraen por precio y prestaciones va más allá de los smartphones. Xiaomi ha ido expandiendo su oferta y ofrece todo tipo de soluciones en el campo de la informática (wallets) y los electrodomésticos. Aunque los productos llaman la atención, la empresa se enfrenta al problema de la distribución. El interés por comprarlos es evidente -el Mi Notebook Air es uno de los últimos ejemplos-, pero encontrarlos fuera de China es muy complicado, como ocurre con su reciente bicicleta eléctrica.
La expansión internacional de Xiaomi no está tan avanzada como sería deseable, sus terminales, que tanto interés generaron durante su lanzamiento, llegan con cuentagotas y disparidad de precios a los países occidentales. El precio en yuanes al que se anuncian, y el precio al que llegan a mercados como el español es muy distinto. Mientras tanto, competidores como OnePlus, Oppo o Huawei ofrecen terminales cada vez más interesantes por precios igualmente sorprendentes.
En esta limitada expansión internacional pesan, y mucho, las amenazas por patentes. Xiaomi está protegida en su propio país, pero incluso en India, segundo mercado más relevante para la empresa de Jun, Xiaomi, se ha enfrentado a demandas por la violación de patentes con Ericsson. A pesar de haber llegado a acuerdos con empresas como Microsoft o Qualcomm para evitar más demandas en este y otros países, su salto a mercados internacionales parece improbable: en cuanto lo haga, las demandas probablemente le pongan las cosas imposibles. Este no es un problema limitado a Xiaomi, conviene recordar que Huawei fue demandada por Cisco.
De momento Apple lidera, por ventas y por ingresos, con amplia diferencia, el ranking de teléfonos inteligentes más vendidos en todo el mundo. Y lo hace, curiosamente, con su terminal más caro, el iPhone X. Este dispositivo se lleva el 3,5% de la cuota de mercado por modelos, según los últimos datos de Counterpoint, y la segunda posición es para el iPhone 8 Plus con una cuota del 2,3%. Ahora bien, en este podio se ha colado Xiaomi con su modelo Redmi 5A (tercer puesto del ranking). Tanto Apple como Samsung están entre los líderes del mercado, por su volumen de ventas global, en varios modelos de última generación. Ni Xiaomi ni Oppo lo consiguen por el momento.
En cuanto a la operación financiera de salir a cotizar, Xiaomi tenía previsto colocar al menos el 50% de sus títulos en la Bolsa de Shanghái, uno de los dos parqués de China continental junto al de Shenzhen, a través de Recibos de Depósitos Chinos (CDR, por sus siglas en inglés), según informó a finales de junio pasado Efe Dow Jones.
Sin embargo, la Comisión Reguladora del Mercado de Valores del país confirmó que la firma -con sede en Pekín- reconsideró esta posibilidad y pidió que se anulara su trámite de solicitud, ya que primero debutará en Hong Kong y después valorará la posibilidad de emitir CDR. Esta Comisión afirmó que respetaba la decisión de Xiaomi, por lo que ha cancelado el procedimiento de revisión de su solicitud.
Xiaomi no ha desvelado cuánto pretende recaudar, pero el diario estadounidense The Wall Street Journal adelantó que la cifra rondaba en torno a los 10.000 millones $. Tras su debut, Xiaomi quiere alcanzar un valor de mercado de entre 70.000 y 80.000 millones $.
Según se conoció en marzo pasado, la firma tecnológica estaba considerando llevar a cabo una salida a bolsa dual porque las autoridades del país le habían pedido expresamente que cotizara en algún mercado continental, ante su inquietud por el creciente número de compañías domésticas que han preferido cotizar en EEUU -como Alibaba, Tencent o Baidu-.
La semana pasada, la firma tecnológica, que ocupa el cuarto lugar en el mercado de teléfonos inteligentes en China, anunció pérdidas netas de 7.000 millones de yuanes (unos 1.090 millones $, 927 millones €) durante el primer trimestre de su año fiscal. Las pérdidas se debieron a «apuntes contables», según precisó la compañía, cuyos ingresos ascendieran a 34.400 millones de yuanes (5.370 millones $, 4.556 millones €) en dicho periodo.
El importe fijado sitúa la capitalización bursátil de Xiaomi en 54.000 millones $, con un descenso con respecto a las expectativas previas situadas en 100.000 millones $. También inferior a la valoración entre 65.000 y 85.000 millones $ de varias casas de análisis citadas por Efe Dow Jones.
El desembarco en la bolsa hongkonesa de Xiaomi se producirá en un momento complicado para las bolsas chinas, sacudidas recientemente por los temores a una escalada en el conflicto comercial con EE.UU.
Entre los inversores institucionales que apoyan la OPV se encuentran al menos los siguientes: la firma de inversión china Hillhouse Capital Group, que pondrá 600 millones $, el fondo de inversión colectiva Capital Group, que destinará a la transacción unos 500 millones $, y el magnate George Soros.
La salida a bolsa en Hong Kong la han coordinado los bancos de inversión americanos Morgan Stanley y Goldman Sachs.
Xiaomi se ha visto obligada a colocar acciones en la IPO al precio mínimo, lo que ha recortado su valoración a la mitad respecto a su objetivo inicial. Parece que las primeras prospecciones con accionistas están reduciendo la valoración de la compañía respecto a lo pretendido inicialmente con su oferta pública. Ahora, con la IPO en marcha, la compañía ha recaudado cerca de 47000 millones $, lejos de las previsiones iniciales al verse obligados a emitir acciones a un precio inferior al previsto.
En este sentido, y dado el precio de oferta de las acciones, entre los 17 y los 22$ de Hong Kong, la valoración de la compañía ascendería a los 54.000 millones $, la mitad del previsto. Este movimiento responde a los ajustados márgenes que maneja la compañía, que hace que se reduzca su valoración para los inversores potenciales que no le ven especial recorrido a la IPO con sus resultados financieros actuales.
Lo anterior, unido a la necesidad de efectivo para capitalizar en otros mercados como la India o la llegada de sus móviles al mercado americano y europeo, y las dudas generadas por sus competidores actuales (en China liderados por Huawei, y a escala internacional Apple y Samsung), está frenando el precio de la colocación de acciones. De hecho, según Bloomberg esta situación no es nueva para la compañía: Xiaomi ya había reducido previamente sus ambiciones respecto a la colocación de acciones. En unos meses veremos como evoluciona el valor, beneficiado por ser del sector tenológico.